Los principios de Reggio Emilia
Todo
empieza en la primavera de 1945, al final de la Segunda Gerra Mundial, la
gente de un pueblo, situado a pocos kilómetros de Regio Emilia decide
construir y gestionar una escuela para niños. Mediante la venta del material
abandonado por los alemanes tras su huida (unos caballos, un tanque y un
camión), se empieza a financiar y a llevar a cabo el proyecto. Fue una
escuela salida de la nada, que se empezó con muchas ganas e ilusión pero que
no se sabía como continuaría hacia delante. Lo único que les hacía seguir
eran las ganas y la ilusión de unos campesinos (sobre todo mujeres viudas por
culpa de la guerra) que querían que las cosas cambiaran. En un principio
estuvo autogestionada por el pueblo hasta conseguir la gestión municipal. A
esta se le añadieron más escuelas por la periferia, promovidas por mujeres y
con la colaboración del CLN (Comité de Liberación Nacional).
La
educación de los niños estaba en manos de educadoras excepcionales y muy
motivadas, aunque su formación provenía de escuelas de magisterio privadas y
católicas, su pensamiento era muy abierto, ambicioso y lleno de energía. Los
comienzos fueron muy duros, algunos de los niños estaban cansados,
desnutridos y con una salud efímera, para ellos la lengua italiana era
prácticamente desconocida ya que en sus hogares se hablaban diferentes
dialectos.
La
primera escuela infantil de 0 a 3 años fue llevada a cabo en 1971 gracias a
los 10 años de lucha de las mujeres por su igualdad, sus necesidades y las de
sus hijos. Estas escuelas necesitaban una mayor especialización y
profesionalidad por parte de las educadoras y educadores, solamente superada
gracias a su juventud, motivación y ganas de aprender además de la
sensibilidad de los padres que se iniciaron en esta aventura.
Las
escuelas de Reggio Emilia tuvieron la oportunidad de trabajar y contar con la
colaboración de Loris Malaguzzi desde el principio, además de la unión a lo
largo del tiempo de gente como Gianni Rodari, gran creador de gramática y
cuentos infantiles, y con la ayuda de Bruno Ciari, uno de los mejores y más
apasionados pedagogos infantiles del momento. También contaron con un enorme
abanico de referencias e inspiraciones tanto teóricas como de autores,
autores de los años 50 como: Rousseau, Pestalozzi, Froebel, Bovet, Ferrière y
Dewey, posteriormente: Decroly, Gramsci, Freinet, Wallon, Cleparéde, Marenko,
Erikson,Piaget, Wertheimer, Vigotski, Bruner, Freire, Fromm, Bronfenbbrener,
Maslow, Rogers y Hawkins. Ya más tarde en los años 80: Carr, Gardner, Kagan,
Shaffer, Kaye, Bateson, Morrin, Prigogine, von Foerster, Varela y Edelman.
Popper, Bachelard, Lorenz, Bronowsky, Wittgenstein, Meisemberg, Arnheim y
Grombrich. A parte de todos estos autores y sus teorías, tuvieron que
estudiar y conocer a otros autores, teorías y concepciones con tal de poder
realizar un rechazo explícito hacia ellas.
¿Que suponen estas
escuelas?
Son
consideradas escuelas de un único organismo vivo, un lugar de convivencias y
de intercambio relacional entre adultos y niños. Un lugar en el que se
piensa, discute y se trabaja tratando de reconciliar lo que se sabe con lo
que no se sabe, las dificultades, los errores, las expectativas, los éxitos,
las dudas y los problemas de elección. Una manera diferente de trabajar que
no se había visto hasta el momento y que a día de hoy aun siguen muchas
escuelas.
Metodología
Estas
escuelas están basadas en una ley fundamental: “Si se hacen cosas reales,
también son reales sus consecuencias” (Loris Malaguzzi,“La Educación Infantil
en Reggio Emilia”pag.60), es decir, las ideas surgen a partir de los
acontecimientos y experiencias reales, dando lugar a respuestas y
conclusiones reales.
El
método relacional (o Pedagogía Racional) es el que mejor explica como un
grupo de niños esta hecho de individualidades y de asociaciones de niños con
afinidades y habilidades diferentes. Para ello, el adulto se basa en la
observación y el descubrimiento de las diferentes maneras que los niños
tienen de participar, proceder y elegir, por este motivo seleccionan y
cualifican las actividades encaradas a las motivaciones e intereses de los
niños. La topología de organización mas adecuada, es la de actividades en
pequeños grupos que son módulos de eficacia comunicativa y deseo. El trabajo
en pequeños pretende crear ricas atmósferas y ricos procesos de cambios y
desarrollos, dando lugar a una de tantas posibilidades organizativas y
situaciones de aprendizaje que todos los niños han de experimentar, para que
el adulto comience a distinguir los diferentes roles que se desempeñan en el
grupo y la relación entre ellos.
Se
valora la importancia de que los padres se involucren, empleando una práctica
explicita, comunicativa, dispuesta a documentar lo que la escuela hace con
los niños y su evolución. Este escenario de participación ofrece a los niños
interés y curiosidad por lo que ocurre a su alrededor.
Objetivos que pretende
El
objetivo de estas escuelas es crear una escuela amable, es decir, activa,
inventiva, habitable, documentada y comunicable, un lugar de investigación,
aprendizaje, recognición y reflexión, en las que se encuentren bien los
educadores, niños y familias. Una de las estrategias utilizadas para unir
todas las centralidades anteriores y para intensificar las relaciones entre
todos los sujetos, es crear una organización que contenga unos contenidos,
unas funciones, unos procedimientos, motivaciones e intereses. Se pretende
estructurar una pedagogía relacional y participativa de todos sus miembros,
en la práctica, la pedagogía de la relación está en continuo cambio, se ha de
reinventar, comunicar y ser capaz de efectuar encuentros múltiples. Por
ejemplo: encuentros previos con las familias para definir y analizar la
finalidad de los proyectos de trabajo y su organización.
Algunos de los ideales que
se persiguen son:
• Huir de una cultura y una educación que valoran lo
cognitivo y las autorregulaciones homeostáticas, que desprecian los
sentimientos, la no lógica y el rol de la afectividad.
•
En cuanto a la pedagogía de la relación y del aprendizaje consideran que son
coincidentes, parten de la idea de que los niños no aprenden por una relación
de causa-efecto, ni por una enseñanza directa adulto-niño, sino que su
aprendizaje es mérito de ellos, de sus actividades y del uso de los recursos
que poseen.
•
Por otro lado la bidireccionalidad es un principio ineludible, en el que las
habilidades del adulto y del niño se necesitan mutuamente para una buena
enseñanza que permita aflorar las capacidades de aprendizaje que el niño
posee. Es importante sembrar un terreno que haga emerger los acoplamientos estructurales
entre lo cognitivo, lo relacional y lo emotivo. Con este principio lo que se
pretende es que se desarrolle una autonomía personal de pensamiento y acción,
el valor del contexto y los procesos comunicativos.
Los educadores
La
formación de los educadores se basa en una formación continua. Se siente la
necesidad de enriquecer sus competencias profesionales, dando lugar a la
reflexión de sus pensamientos, provocando un cambio en las acciones.
El proyecto
Estas
escuelas no tienen ni programaciones ni currículo, pero los buscan,
transformándolos en otra cosa, viviendo con los niños, trabajando con la
certeza, la incertidumbre y con lo nuevo. La ignorancia es la que les impulsa
a investigar, partiendo de las ideas, sugerencias, interrogantes y problemas
que surgen de los niños. Para que esto sea posible se ha de crear un ambiente
de confianza y seguridad entre el adulto y el niño.
Los
proyectos habitualmente se basan en experiencias ya sucedidas, que parten de
los intereses que los niños desean profundizar, dichos intereses los deben de
conocer los educadores para poder sintonizarlos con los objetivos que
pretende. Es un requisito imprescindible buscar una motivación inicial por
parte de los niños.
Estructura
Las
escuelas de Reggio Emilia pretenden dar una sensación agradable de descubrir
algo nuevo, propiciando un clima sereno, gracias a querer ir todos juntos en
una misma dirección, evitando cualquier artificialidad e hipocresía. Es
necesario encontrar una alianza con los objetos y con la organización del trabajo.
La composición del espacio físico es acogedor y propicia encuentros,
comunicación y relaciones.
Dentro de las aulas
Ambiente
humano: en cada sala debe haber 25 niños y dos maestros, que trabajan
conjuntamente con el atelierista (tallerista) y la pedagoga. Los niños se
agrupan por edades. Son motivados para trabajar con otros compañeros, para
resolver problemas, jugar solos, con pequeños grupos o en grupos grandes.
La
propuesta de Reggio Emilia plantea que los maestros y maestras vayan a las
escuelas a aprender con los niños, allí un maestro es un investigador
permanente que, además, no llega a conclusiones que puedan ser descriptas de
forma retórica, sino con documentaciones de proyectos reales que son
narraciones de las posibilidades humanas.
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Se presenta una serie de alternativas de colegios basados en diferentes metodologías, para que pueda escoger entre la que mejor le parezca.
viernes, 18 de septiembre de 2015
Reggio Emilia
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